Esta obra, elaborada entre 1656 y 1658, se denomina «La Concepción Grande» por sus dimensiones. |
Tras finalizar la exposición «Fons Pietatis», que el Cabildo de la Catedral realizó con motivo del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, la talla de la Inmaculada Concepción ha regresado a su emplazamiento habitual.
Esta obra, elaborada entre 1656 y 1658, se denomina «La Concepción Grande» por sus dimensiones (2 metros) y, para distinguirla de la conocida como «la Chica», también de Alonso Martínez.
Posee un rostro alargado caracterizado por una nariz fina y una boca pequeña, con ambos ojos entreabiertos. La Virgen tiene el cabello suelto sobre los hombros, dibujando suaves ondulaciones y enmarcando tanto la cara como el prominente cuello de la imagen. Los brazos de la Inmaculada están flexionados y las manos juntas en actitud orante, destacando en ambas extremidades un desplazamiento lateral que delata la influencia de Montañés.
La imagen luce túnica blanca ornamentada con motivos florales y ceñida por encima de la cintura y se apoya en un escabel conformado por las cabezas aladas de siete serafines en cuyos extremos sobresalen las puntas de una media luna. Sobre la cabeza porta una corona real de orfebrería circundada por una aureola de rayos con dieciocho estrellas en vez de doce, como suele ser habitual en las imágenes inmaculistas, para hacer referencia a las doce tribus de Israel.